viernes, 28 de noviembre de 2014

Primer erótico

Este es mi primer y único relato erótico, espero que les guste y que lo disfruten.

Probando cosas nuevas


Dahiara se sentó en la computadora incapaz de borrar las imágenes desagradables de la noche anterior. Su marido y ella habían disfrutado de una hora de muy buen sexo, pero la conversación que mantuvieron luego sobre las fantasías sexuales, la habían hecho sentir anticuada y aburrida, al punto de permanecer varias horas despierta. 

Román no había insistido mucho pero, le dejó claro que la idea de hacer un trío con otro hombre o con otra mujer, le era cada vez más repetitiva y atractiva. Ella no lograba entender cómo podría disfrutar viendo cómo otro la manoseaba o la besaba y esa falta de comprensión, la atormentó durante el día.

Llegando al atardecer y después de tomar una larga ducha se le ocurrió una idea. Decidió entrar en un chat para hablar con personas que hubieran hecho algo parecido, a ver si en una de esas se animaba.

Así fue que escribiendo el alias de Novata40 entró a una sala de sexología del primer chat que Google le presentó. A los pocos instantes tenía varias peticiones de privados que la mayoría eran para practicar ciber sexo. Otra cosa desconocida e incomprensible para ella 

−¡Dios, que atrasada estoy! –le recordó su parte más reprimida con el ceño fruncido− ¡Tengo que actualizarme!

       Al instante, una voz formal y frígida fruto de su rigidez mental, le ordenó que abandonase esa locura, que esas indecencias no eran para ella y que se pusiera de inmediato a preparar la cena, esos mismos filetes empanados que tocaba todos los martes…

       Irguiéndose en la silla, respiró profundo y comenzó a pinchar las ventanitas de privados que se multiplicaban a cada segundo. El único que le llamó la atención y que no le pedía que pusiera la cam o el micrófono, se llamaba Imagination38. 

      Con el corazón palpitando a toda velocidad y la sensación que seguramente experimentarían los delincuentes antes de un robo, Dahiara le habló. 

        −Hola.
        −Hola, ¿qué estás buscando por aquí preciosa?
        −Bueno…, lindo comienzo −pensó sonriendo.
       −La verdad, es que mi marido me está proponiendo un trío, y no me siento cómoda con el tema.

      Acto seguido se renegó −demasiado formal para un chat seguro que se despide enseguida−, pensó Dahiara con toda la inexperiencia a flor de piel, pero para su sorpresa él continuó.

   –A ver Novata40, ahora soy yo quién te propone algo…, como verás en mi alías, me gusta mucho…, mucho imaginar diferentes situaciones. ¿Qué te parece si intentamos hacer un relato entre los dos?

      −¿Un relato? –Pensó ella cada vez más relajada–. ¡Qué pavadas son éstas del chat! ¿Se cree que va a lograr que me excite o algo así con un simple relato? −Y para reírse y poner a prueba la lealtad que le tenía a Román, su lado más disciplinado, aceptó.

          –A ver…
       –Imagina que estamos de viaje. Llegamos al hotel, es pleno verano y estamos en la recepción registrándonos al mismo tiempo. Para que te sitúes mejor, mido 1,75 hago natación, no soy ni gordo ni delgado y tengo la piel morena como mi pelo que llevo cortito.

         Por arte de magia y relajando un poco su mentalidad, Dahiara logró verlo y verse en la recepción de un hotel de Benidorm donde había estado el verano anterior.

     –Está atardeciendo –continuó escribiendo−, te encuentras contenta de comenzar tus vacaciones, de pronto me miras y…
Ella sonrió y mordiéndose el labio inferior, decidió seguirle el juego.

         -Total…, nada la excitaría leyendo a un desconocido. Román podía estarse tranquilo, muy tranquilo.
     –A mí me gustas de inmediato –se aventuró vanidosa−, la química surge de manera sorpresiva y comienzo a sentirme… traviesa –como en este instante, le dijo su interior–. Nuestros ojos se encuentran y…

    –Tengo una erección instantánea. ¿Te podrías describir novata? es para entrar en clima…
   –Si claro, tengo 42 años, soy vegetariana, salgo a trotar, estoy saludable y tengo el cabello castaño cobrizo y largo hasta la espalda.
    –Perfecto, ya te estoy viendo… Seguimos en la recepción y me vuelven loco tus movimientos sensuales, tu cuerpo curvado y tu vestuario. Me encanta esa…

    –Camisa blanca casi transparente que llevo –escribió recurriendo a las prendas más atrevidas de su guardarropas−, y mi mini falda de lycra azul.
   –Si… −ella leyó ese sí, y algo en su interior se despertó− Nos toman los datos y nos saludamos con una inclinación de cabeza y una sonrisa cómplice. Sin querer me entretengo con el equipaje y cuando subo…

     –Estoy abriendo la puerta de mi habitación −comenzó a escribir presa de una repentina inspiración−, que justamente es la contigua a la tuya. Me sonrío y entro mientras tú…
    –Penetro en mi cuarto -y esa sola palabra la sofocó-, pongo el aire acondicionado porque hace mucho calor, dejo la maleta y salgo al amplio balcón. Para mi agradable sorpresa, estás en el de al lado mirando la piscina con ganas, muchas ganas. Mis ojos se detienen en tus pechos porque…

     –Porque me saqué el sujetador y la tela se me adhiere al torso –Dahiara respira con dificultad, se revuelve en la silla y está sorprendida de la velocidad con la que trabaja su mente−, respiro profundo el aire caliente y como estoy cansada del viaje y tuve la prenda muchas horas en mi cuerpo, me toco los pechos para suavizar un poco el dolor. Cuando abro los ojos…

    –Estoy viéndote… ¿Cómo tienes los pezones?
    –Son aureolas grandes, marrones y siempre se me ven a través de la tela –En cuanto le dio a enviar, se quedó sin respiración. ¿Qué estaba haciendo? Se renegó, estás excitándote con un desconocido.

  –Novata, me estás matando… ¡Son los que más me gustan! Sigamos…, embobado con tu imagen y cuando tus pezones se marcan en la camisa, no puedo controlar el impulso de meterme la mano en mi pantalón de lino para sobarme el miembro, de arriba abajo…, lento, muy lento. Tú sigues mi mano y…

    Ella leyó esa oración y su pulso se desbocó, el calor aumentó y sus dedos escribieron con vida propia. 
    –Yo, abro los labios por instinto, imaginando el tamaño que ya se nota debajo de la ropa. Como la temperatura sube sin parar se me ocurre ser por primera vez en mi vida, osada y desinhibida. Sin sacar los ojos de tu mano, me acaricio con alevosía los pechos, incitándote, retándote.

    – (Esto no es parte del relato pero te lo tengo que escribir, me estás haciendo estallar nena)  Bueno, sigamos, no te enfríes, no te distraigas. Nos tocamos así a la distancia unos momentos hasta que nuestras miradas se cruzan. Te muerdes los labios y yo, con un suave cabeceo te muestro lo que quiero, que es…

     –Que vaya a tu cuarto –Dahiara ya había encerrado bajo llave a su molesta decencia y probaba el exótico sabor de la desfachatez−. Trago saliva, lo pienso descaradamente y decido probar por primera vez sexo con un desconocido. Toco la puerta de tu habitación y…

      –Te la abro encantado y antes de que te arrepientas te agarro de un brazo y te beso con hambre, apoyando toda mi excitación en tu ombligo hasta escucharte gemir. Me devuelves el beso, las respiraciones de agitan y con tus manos…

   –Te mido por arriba de la ropa –escribió percibiendo un cosquilleo interno−. Estás tan duro…, largo…, grueso y tentador que tomo la iniciativa de aflojarte el pantalón pero…

      –Te sujeto la muñeca porque en mi cuarto, mando yo. Te llevo la mano a tu espalda y te desabrocho con autoridad la camisa apretándote fuerte los pezones. Tu gimes, me pides que te suelte porque estas un poco asustada, pero hasta que no te muerdo y succiono a libre demanda, no paro. De pronto te miro fijamente y te informo que estas a mi servicio. Tú lo piensas unos segundos y…

     Ella lo ve…, Dahiara está viendo todo lo que este desconocido le escribe y abriendo su mente a sus oscuras fantasías acepta el juego.
    –Decido que sí, que aunque quisiera ya no podría parar y que estaría dispuesta a hacer contigo cosas que con mi marido nunca hice. Estoy mojada, caliente y desesperada.

     –Con esa declaración cierro mi puño en tu nuca y te arrodillo en la espesa alfombra. Con mi mano libre, saco mi miembro y te la muestro. No dejo que te acerques, quiero que la desees. La acaricio de arriba abajo y te pregunto si en verdad la quieres…

   –Imagination esto no es parte del relato pero, de verdad la quiero…
      –Y yo de verdad que te tendría aquí, de rodillas…
     −Asiento con la cabeza porque estoy sin habla, hipnotizada. La deseo en mi boca y ahora mismo.

    –¿Te gusta así de gruesa, larga y que se le noten las venas…?
    –Si…
   −Entonces deslizo a propósito un hilo de saliva sobre mi verga para dejarla brillante mientras abres más la boca. Me encanta verte así de caliente y repito los suaves movimientos. Poco a poco aflojo la presión de mis dedos en tu pelo y acercas la lengua para disfrutarla…, esta brillante, dura y tentadora… ¿Estas a mi servicio Novata?

    Sus dedos estaban apretando la mesa del ordenador cuando el ruido de la cerradura la hizo levantarse de golpe de la silla, cerrando por reflejo, la pestaña del chat. Román llegó ajeno a lo que sentía su mujer, se acercó y abrazándola le pidió perdón por la proposición de anoche ya que se había dado cuenta que a ella le había sentado mal.

    −No te preocupes amor –le contestó besando con suavidad su cuello−, estuve pensando bastante lo de anoche y no me pareció tan mala idea…

    −¿Si? −Preguntó Román con una mezcla de sorpresa y clara satisfacción–. ¿Y se puede saber a qué se debe este cambio?

     −Nada en especial…, simplemente use mi imaginación, y no me resultó tan desagradable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Presentación

Bueno, el comienzo de una nueva etapa llegó y estoy feliz de compartirlo contigo. Algunos de ustedes ya me conocen por Facebook y para los...